lunes, 6 de julio de 2015



Dictar una clase amena no siempre es sencillo. Todo influye para que el desarrollo de una clase sea bueno, desde la materia y el horario de la clase, hasta el contexto donde está inserta la escuela. Sin embargo, recae en el docente utilizar toda su energía e imaginación para convertir una clase normal y aburrida en un espacio de aprendizaje donde el alumno esté siempre dispuesto a volver y a aprender con la misma intensidad cada día. Existen diferentes técnicas y aspectos a tener en cuenta al momento de dictar una clase amena. Descubre cuáles son y cómo las puedes aplicar a tu metodología de enseñanza.

1- Cree en tu trabajo. Los alumnos se sienten motivados cuando quien les enseña está inmerso en el tema y siente un verdadero interés por el mismo. Es importante estimular a los estudiantes teniendo la actitud que tú esperas de ellos.

2- Deja atrás el viejo método. La idea de un docente, sentado en su silla o parado hablando toda la clase es bastante antigua y es exactamente el tipo de clase que tienes que evitar.

3- Establece una conexión directa y personal. Debes hacer un esfuerzo por conocer a tus alumnos, aprender sus nombres y sus características. De esta forma lograrás un amiente propicio y la comunicación será más fluida. Un entorno flexible y agradable ayudará a:
  • Aumentar la participación y asistencia a clases.
  • Mejorar la receptividad de la información.

4- Dirige tu enfoque a formar más que a informar. Hoy en día los alumnos están atestados de información. Tú debes encargarte de brindarles las herramientas necesarias para poder procesar la información de manera útil y entretenida.

5- Estimula el pensamiento crítico. Ayuda a tus alumnos a entender el por qué y el cómo de la información, no te conformes con que simplemente acepten los conceptos enseñados. Mientras más indaguen en el tema, más dudas surgirán y mayor será su capacidad de aprendizaje.

6- Estimula la formulación de preguntas y respuestas. Deja que algunas preguntas queden en el aire y permite que ellos mismos descubran las respuestas. Ofrécete a responder las preguntas si es que nadie llega a una respuesta después de un tiempo. Considera que los alumnos desarrollan confianza en sí mismos cuando descubren que tienen los conocimientos suficientes en un tema. Así se alegrarán cada vez que vayan a tu clase al saber que son capaces de hacer cosas por sí mismos.

7- Organiza el plan de clase. Es completamente necesario que sepas los contenidos de la materia que vas a dictar en el curso y el orden en el que vas a dictarlos. Esto te permitirá tener una idea del tiempo que puedes invertir en cada tema y cuánto te puedes distender en el mismo empleando diferentes técnicas de discusión y aprendizaje. Nunca esperes que tus alumnos aprendan o entiendan algo que tú nunca aprendiste o comprendiste. Nunca des una clase sin que tus conocimientos superen ampliamente el contenido de ella.

8- Trabaja con el factor de atención de tu clase. Este factor es muy variable y afecta la forma en que los estudiantes se ven envueltos en la materia. Mientras más larga y monótona sea la clase, menor será la atención de los alumnos.
  • Ten en cuenta que los alumnos tienden a perder el hilo de la clase a partir de los 45 minutos dependiendo del grupo y del tema. Entonces, procura crear lecciones que no duren más de 45 minutos (30 minutos si el tema es bastante árido).
  • Si tienes asignada una clase de más de 45 minutos, es conveniente que utilices unos 10 minutos de tu tiempo para hacer una actividad no directamente relacionada con el tema. Así la mente de tus alumnos              se relajará y estarán listos para volver a empezar. Si no puedes hacer esto, un simple descanso de 10 minutos puede ayudarles a recuperar fuerzas.

9- Refuerza el aprendizaje. Al crear una clase participativa y dinámica, podrás ir obteniendo diferentes opiniones de tus alumnos. Tómalas todas, escucha todas, sin descartar las erradas, y rescata lo mejor de cada intervención. Nunca des nada por obvio.

10- Controla la clase a través de diferentes métodos. Esto no significa que te pases pidiendo a tus alumnos que se callen o cosas similares. Existen varios métodos para controlar tu clase sin que el alumnado se dé cuenta:
  • Organiza grupos de trabajo y pide que un alumno tome el mando del grupo. Este alumno te ayudará a organizar el grupo de trabajo y a llevar la clase.
  • Mantén a tus alumnos ocupados. Procura crear una ambiente en el cual no se distraigan con cosas del exterior. Esto evitará que tengas que pedir a alguien que atienda en clases, pues la clase será más interesante que cualquier elemento exterior.
  • Explica claramente el objetivo de la clase y consulta al final de la misma si este objetivo fue alcanzado. Puedes colocar este objetivo en una parte visible de la clase e invitar a los alumnos a opinar al respecto unos minutos antes de que termine la clase. Esto mantendrá a los alumnos conscientes de lo que tienen que aprender y les hará saber que la clase fue útil para ellos. En el proceso, ellos tenderán a autocontrolarse y tratar de llegar al objetivo planteado. Esta forma es particularmente útil en materias técnicas.
  • Establece las reglas con tus alumnos. Guerra avisada no mata soldado. Al principio del curso puedes proponer que los alumnos diseñen un conjunto de reglas relacionadas a su comportamiento y a la entrega de deberes o tareas. Negocia aquellos "extras" que quizás ellos puedan pedir para ganar tarea extra o trabajos que te gustaría que hiciesen, pero que no harían en condiciones normales. Usa tu astucia como profesor para lograr un trato que beneficie a ambas partes.

11- Haz tu clase dinámica. Lo que sirvió un día en tu clase, puede que no funcione al día siguiente. Los alumnos se aburren cuando hacen lo mismo todos los días. Trata de cambiar el método y hacer las mismas cosas pero de diferente forma.
  • Cambia la pizarra por diapositivas. Si vas a hablar de medida, lleva fotos de figuras en las que se aplica lo que van a aprender ese día en clases.
  • Si vas a hablar de arte rupestre, lleva un poco de pinturas naturales y papel; luego invita a tus alumnos a tratar de reproducir los grabados que tienen en los libros y luego a crear otros de su propia imaginación.
  • Modeliza tu enseñanza. Si vas a enseñar figuras, cuerpos o propiedades geométricas, utiliza instrumentos de geometría
  • Varía el tono de voz.

12-  Aplica el refuerzo positivo. Es cierto que tus alumnos van a cometer errores, pero debes guiarlos a que aprendan de ellos. Invítalos a seguir tratando a través de refuerzos positivos.
  • Si ves que tu clase se está esforzando, dales un premio extra fuera del paquete de reglas previamente acordado.
  • Si ves que un alumno se destaca, dale más información y oportunidades para seguir creciendo.
  • Si ves que un alumnos no está rindiendo como debería y no se esfuerza por hacerlo, habla con él/ella y comunícale lo valioso/a que es para tu clase. Pregúntale por qué no le interesa la materia o qué asignaturas son las que más le agradan. Indagando podrás encarar la clase de una forma interesante para todos en general.

13- Sonríe. Sin importar lo que te haya pasado en casa o si tuviste algún problema con algún colega, sonríe. Esto llevará a que tus alumnos entiendan que tú disfrutas tu materia y será mucho más sencillo para ellos tener una actitud más relajada con respecto al tema del día.
14- Reconoce la clase de grupo que tienes. Todas las personas que han enseñado alguna vez saben que existen diferentes clases de estudiantes. Identifica cuál es la clase de actividad que es mejor recibida y cuál es la forma en la que ellos aprenden más rápido. Es muy posible que una actividad de discusión abierta funcione muy bien en un grupo de alumnos que guste de hablar mucho.

CONSEJOS:
Ø  Prepara un plan B y, si es posible, un plan C. Es necesario que conozcas a tu clase para poder formular un plan en relación a sus necesidades. En caso de que la clase se esté poniendo un poco tediosa, siempre es bueno tener un plan B o hasta un plan C debajo de la manga, de modo que los alumnos se vean contagiados por tus ganas de tener una clase entretenida.
Ø  Recuerda tu época de estudiante en el Instituto o en la escuela. La identificación con el estudiante y sus necesidades puede hacer que ellos se sientan identificados contigo. Este factor es importante pues ayuda a que los alumnos respondan a lo que dices y valoren tu juicio.
Ø  Invita a los alumnos a, voluntariamente, repasar algún tema pasado y exponerlo en clases. Como ellos ya conocen la lección, se sentirán mucho más seguros de sí mismos a la hora de mostrar el contenido. Esto también ayudará a que el resto de los alumnos entiendan el concepto de la boca de otro estudiante y reforzará la lección. Esta técnica es especialmente útil cuando se ven falencias en el aprendizaje de una determinada lección. Ej.: Si los alumnos no entendieron muy bien cómo es el proceso de la cadena trófica dentro de un ecosistema, pide a un grupo que muestre un video o presente el tema de una forma diferente.
Ø  Evita dar metamensajes negativos. Expresiones como "Yo sé que no les gusta esta materia, pero les va a servir", "Denme 5 minutos más de su tiempo y luego acabamos, esta parte no es tan difícil" no son para nada aconsejables. Esta clase de frases lleva un mensaje oculto: "La materia es difícil y aburrida, por eso mi clase es aburrida". Esta clase de mensajes predispone al alumno a no atender en clase, no desear asistir a la materia, hacer la tarea por obligación, etc.
Ø  Crea grupos de trabajo con otros docentes para discutir diferentes formas de hacer que las clases sean mejores. Compartir experiencias desde un punto de vista de colaboración puede hacer que la relación en el puesto de trabajo mejore y eso redundará en una mejor enseñanza para los alumnos y una mejora en la calidad educativa de la institución.
Ø  No te aprendas de memoria tu clase, simplemente comprende cabalmente la materia y sé capaz de conectarla con situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana. No des clase leyendo tus notas de tu carpeta, sólo ten esquemas o notas con datos difíciles de recordar. Un buen actor no necesita apuntador. Pero mantén siempre el foco (tema) de tu clase y el objetivo (aprendizaje) que pretendes alcanzar.
Ø  Utiliza tus recursos, esquemas, mapas, cuadros, láminas, filminas, como refuerzo permanente, poniendo énfasis en las palabras claves a recordar. Dejarlos olvidados en la pizarra o en un rincón luego de utilizarlos para una introducción es una pérdida incalculable de energía y del valor del mismo para la enseñanza. Escribe en la pizarra con claridad, buena letra y sin faltas de ortografía,
Ø  Nunca digas un chiste por decir, sino sólo al servicio de lo que está enseñando. Jamás te rías de tus alumnos, ríe con ellos.
Ø  Actúa con convicción mediante gestos y variando los tonos de voz (inflexiones) para despertar interés, llamar la atención, evitar la monotonía o enfatizar conceptos. Debes sentir lo que estás diciendo: debes sonar emocionada, motivada sobre lo que está comunicando, con un tono de volumen moderado, no grites y saca fuerza de tu voz interna para tener un tono de voz firme con confianza.
Ø  Desarrollar una capacidad comunicativa para relacionarse mejor con los estudiantes y saber establecer, desde el punto de vista pedagógico una adecuada comunicación con ellos en las diferentes situaciones y momentos. (A la que algunos psicólogos le denominan "tacto pedagógico" y los sociolingüistas conocen como “rapport”). Saber penetrar en el mundo interior del estudiante, conocer sus éxitos, logros e intereses, sus fracasos y dificultades, comprenderlo y ayudarlo a resolver sus problemas u orientarlo en la solución de ello, como base de un sólido intercambio comunicativo.
Ø  Nunca pierdas el control delante de tu clase. Tus alumnos no están interesados en tus emociones privadas. Ten cuidado de mostrar señales de impaciencia, falta de autodominio, o irritación al suspirar y murmurar en voz baja. Mira a tus alumnos a los ojos cuando das clase, el techo y el suelo no están interesados en lo que explicas ni tampoco la pizarra.

Ø  Evalúa, supervisa y retroalimenta permanentemente a los alumnos durante una secuencia didáctica y no sólo al final. Revisa e informa oportunamente a los estudiantes sobre los resultados de los trabajos, tareas y pruebas. Utiliza variados instrumentos de observación para registrar sus avances. Tu forma de evaluar denota la importancia que le has dado a tu forma de enseñar

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